dimecres, 23 de juliol del 2014

Plattesteen! (Más abajo en castellano)


Abandone la parada de Diamant. Faig l’últim adéu a Mabel, un abraç, un agur amb la mà, un segon més mirant el bus 12, direcció Brussels National Airport, o més bé, Zzzaventem. I de sobre un tremolor em recorre el cos com un llamp, a la velocitat de la llum. Puja per les cames, passa per les cuixes i per l’estómac, aplega al pit i enceta un petit esprint fins el rostre, sense deixar en cap moment de fer-me pessigolles al coll. Després, aconsegueix el seu objectiu. Pels ulls naix el que serà la primera llàgrima. Un gotim esdevingut pena, que marca el camí per esbrinar per què plore. I ho faig, amics, per tots vosaltres, per cadascun de vosaltres, pel conjunt del concepte «vosaltres». Hem fet pinya, molta pinya. Hem fet una colla, amb una salut amical innegable: una colla indestructible. Finalment, caldrà que em decidisca a baixar a la parada per agafar el tram 25 o 7 fins a Vaderland o Chazzzal.

Munte i faig via cap a casa. No podia eixir més mal aqueix dia. La bateria de l’mp3 se m’esgota tot just en engegar-lo. Camine vagarós per les andanes de l’estació. Pas amunt, pas avall. Rumie què faré ara mateix. Decidisc no fer res. Arribe a casa, obric la porta i, sorpresa! casa roman buida. No tinc res. Ni tan sols tinc menjar, encara que no tinc fam, no tinc ni tan sols la sensació de fam. M’assec al butacó, pensatiu, reflexione inútilment sobre l’any passat a l’exili exiliat. Decidisc encendre l’ordinador i mirar algunes fotos. Mal. Molt mal. Se n’heu anat tots. No hi queda ningú. Assumisc el que tinc ací i ho afronte sense temor. És mentida, trenque a plorar com un xiquet sense xupló. A la meua habitació, tan desordenada com sempre, se li sumen els desoris que es mouen al meu cap: pensaments, il·lusions, aventures viscudes, records, somriures, festes, cerveses, sopars, festes sorpresa...

Feu click per fer-la gran. (D'acord, les rodes i les persones no són el meu fort)


El dia passa estranyament i estranyament us trobe a faltar. Missing you. D’una manera digna, amb un somriure, amb una cara trista a la vegada, però sempre amb el cap ben alt, com demanant una segona oportunitat, un segon viatge, una segona aventura inabastable amb tots vosaltres, amb tot el que heu sigut, sou i sereu per a mi, amb tot el que signifiqueu i amb tot allò que comporta. No hi puc fer res, ja no hi sou. Canvie de pensament i faig un tracte amb el meu cabet: si tu no em recordes que han marxat, jo faré el possible per viure dins una aureola de moments viscuts i somriures perfectes. El meu cervell accepta el pacte, mig obligat pel meu cor, mig obligat per ell mateix. L’òrgan decideix fer-me cas, així que la cosa avança i la situació vira cap a un costat més positiu. Pose música a l’ordinador, Vértigo de Gritando en Silencio, La vereda de la Puerta de atrás d’Extremoduro... Tot amb lletres que em recorden a vosaltres, positivament.

Ací ho deixe. Em pose a recordar... Plattesten! I em trenque de riure tot sol. Si els veïns m’escoltaren pensarien que estic boig. «¡Pa tí y pa tu coño!» I again. «Tú creeh?» I el mateix. «¡Ay mi niño... qué lástima!» I una altra vegada. «Buenas noches Pau» o «Jo havia de comprar el pa». I ja acabe. I ho deixe estar. Dedique una mica de temps a la reflexió. El temps, quan vol, és un fill de puta que et fa pensar que passa lent, molt lent, quan en realitat avança inexpugnable cap al front, cap a la muntanya, cap a qualsevol mur i, amb la seua velocitat, és capaç de destrossar qualsevol maó, qualsevol paret, qualsevol espurna que s’assemble a qualsevol força exterior que intente aturar-lo.  Res ho aconsegueix. Res de res. S’ha acabat, acceptem la realitat. Però acceptem-la bé i amb energia, que res no ens detinga, que res no ens perjudique, que res no ens faça oblidar aquest temps que hem passat plegats. Pensem en un futur on, si més no, podrem trobar-nos reunits i comentar les jugades que férem durant este any meravellós. Recordar-les rient-nos, com sempre ho hem fet quan ens hem trobat. Raquel, María del Mar, Eva, Javi, Manu, Mabel... Una abraçada enorme estigueu allà on estigueu. Xiquets, xiquetes... Bon vent... i barca nova.

PS «Compta amb mi...»




Plattesten!

Abandono la parada de Diamant. Digo el último adiós a Mabel, un abrazo, un agur con la mano, un segundo más mirando el bus 12 directo a Brussels National Airport, o más bien, Zzzaventem. Súbitamente, un temblor recorre mi cuerpo como una centella a la velocidad de la luz. Sube por las piernas, pasa por los muslos y por el estómago, se detiene en el pecho y realiza un pequeño sprint hasta el rostro, sin dejar en ningún momento de cosquillearme el cuello. Consigue su objetivo. Por los ojos sale la primera lágrima. Apenas un remedo de gota que marca el camino para conocer el motivo del llanto. Y lloro, amigos, por todos vosotros, por cada uno de vosotros, por el conjunto del concepto «vosotros». Hemos hecho piña, mucha piña. Hemos hecho una cuadrilla con una salud de amigos innegable: una pandilla indestructible. Finalmente, tendré que decidirme a bajar en la parada por coger el tram 25 o 7 hasta Vaderland o Chazzzal.

Subo y me encamino hacia mi casa. El día no podía salir peor. La batería del mp3 se me agota nada más ponerlo en marcha. Camino vaporoso por el andén de la estación. Paso arriba, paso abajo. Medito qué he de hacer. Decido no hacer nada. Llego a casa, abro la puerta y, ¡sorpresa! la casa está vacía. No tengo nada. Ni siquiera tengo para comer aunque no tengo hambre, no tengo ni tan siquiera la sensación de hambre. Me acomodo en el sillón. Pensativo, reflexiono inútilmente sobre este año pasado en el exilio exiliado. Decido encender el ordenador y mirar algunas fotos. Mal. Muy mal. Os habéis ido todos. No queda nadie. Asumo que es lo que hay y le hago frente sin temor. Todo es mentira, rompo a llorar como un niño sin chupete. En mi habitación, tan desordenada como siempre, se le suman los desbarajustes que se mueven por mi cabeza: pensamientos, ilusiones, aventuras vividas, recuerdos, sonrisas, fiestas, cervezas, cenas, fiestas sorpresa...


Pinchad encima para hacerla grande. (De acuerdo, las ruedas y las personas no són mi fuerte)


El día pasa extrañamente y extrañamente os echo de menos. Missing you. Dignamente, con la sonrisa en los labios y con cara triste a la vez, pero siempre con la cabeza muy alta, como exigiendo una segunda oportunidad, un segundo viaje, una segunda aventura inalcanzable con todos vosotros, con todo lo que habéis sido, sois y seréis para mí, con todo lo que significáis y con todo lo que comporta. No puedo hacer nada, ya no estáis aquí. Cambio de pensamiento y hago un trato con mi cabeza: si tú no me recuerdas que se han ido, yo haré lo posible para vivir dentro de un halo de momentos vividos y sonrisas perfectas. Mi cerebro acepta el pacto, medio obligado por mi corazón, medio obligado por él mismo. El órgano decide hacerme caso, así que avanzo tranquilamente y la situación gira hacia el lado más positivo. Pongo música al ordenador, Vértigo, de Gritando en Silencio, La vereda de la Puerta de atrás, de Extremoduro... Música y letras que recuerdan vuestra compañía positivamente.

Aquí lo dejo. Me pongo a pensar... «Plattesten!» Me parto el pecho. Si los vecinos me escucharan pensarían que estoy loco. «¡Pa tí y pa tu coño!» Y again. «¿Tú creeh?» Y el mismo. «¡Ay mi niño... qué lástima!» Y otra vez. «Buenas noches Pau» o «Yo tenía que comprar pan». Acabo. Lo dejo estar. Dedico unos instantes a la reflexión. El tiempo, cuando vuela, es un hijo de puta que te hace pensar que pasa lento, muy lento, cuando en realidad avanza inexpugnable hacia adelante, hacia la montaña, hacia cualquier muro y, con su velocidad, es capaz de destrozar cualquiera ladrillo, cualquier pared, cualquier chispa que se parezca a cualquier fuerza exterior que pretenda detenerlo.  Nada lo consigue. Rien de rien. Se acabó, aceptemos la realidad. Pero aceptémosla bien y con energía, que nada nos detenga, que nada nos perjudique, que nada nos haga olvidar el tiempo que hemos pasado juntos. Pensemos en un futuro donde, por lo menos, podremos reunirnos y comentar las jugadas que hicimos este año asombroso. Recordar riendo, como siempre hacemos cuando nos encontramos. Raquel, María del Mar, Eva, Javi, Manu, Mabel... Una abrazo enorme allá donde estéis. Xiquets, xiquetes... Bon vent... i barca nova.

PS Os traduzco la canción que más recuerdos vuestros me trae.


"Cuenta conmigo en el último suspiro de la noche
Y en el primer soplo del día
En tus labios, cuando bosteces,
Cuenta conmigo.

Cuenta conmigo cuando se oxiden los días
Y si la niebla entela los vidrios
De tus sueños, cuando no los encuentres,
Cuenta conmigo.

Y tú y yo, en una ciudad helada
Deshaciendo la nieve dentro de tus sábanas.
Y tú y yo, hasta que se te curen las alas
Yo estaré aquí asustando tus pesadillas.

Cuenta conmigo en los días de lucha
Si la esperanza te descuida
En los malos pasos habrá unos brazos,
Cuenta conmigo.

Y tú y yo, en una ciudad helada
Deshaciendo la nieve dentro de tus sábanas.
Y tú y yo, hasta que se te curen las alas
Yo estaré aquí asustando tus pesadillas.

Y tú y yo, en una ciudad helada
Deshaciendo la nieve dentro de tus sábanas.
Y tú y yo, hasta que se te curen las alas
Yo estaré aquí asustando tus pesadillas.”





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