Abandone
la parada de Diamant. Faig l’últim adéu a Mabel, un abraç, un agur amb la mà, un segon més mirant el
bus 12, direcció Brussels National Airport, o més bé, Zzzaventem. I de sobre un
tremolor em recorre el cos com un llamp, a la velocitat de la llum. Puja per les
cames, passa per les cuixes i per l’estómac, aplega al pit i enceta un petit esprint
fins el rostre, sense deixar en cap moment de fer-me pessigolles al coll.
Després, aconsegueix el seu objectiu. Pels ulls naix el que serà la primera
llàgrima. Un gotim esdevingut pena, que marca el camí per esbrinar per què
plore. I ho faig, amics, per tots vosaltres, per cadascun de vosaltres, pel
conjunt del concepte «vosaltres». Hem fet pinya, molta pinya. Hem fet una
colla, amb una salut amical innegable: una colla indestructible. Finalment,
caldrà que em decidisca a baixar a la parada per agafar el tram 25 o 7 fins a Vaderland
o Chazzzal.
Munte
i faig via cap a casa. No podia eixir més mal aqueix dia. La bateria de l’mp3
se m’esgota tot just en engegar-lo. Camine vagarós per les andanes de
l’estació. Pas amunt, pas avall. Rumie què faré ara mateix. Decidisc no fer res.
Arribe a casa, obric la porta i, sorpresa! casa roman buida. No tinc res. Ni
tan sols tinc menjar, encara que no tinc fam, no tinc ni tan sols la sensació
de fam. M’assec al butacó, pensatiu, reflexione inútilment sobre l’any passat a
l’exili exiliat. Decidisc encendre l’ordinador i mirar algunes fotos. Mal. Molt
mal. Se n’heu anat tots. No hi queda ningú. Assumisc el que tinc ací i ho
afronte sense temor. És mentida, trenque a plorar com un xiquet sense xupló. A
la meua habitació, tan desordenada com sempre, se li sumen els desoris que es
mouen al meu cap: pensaments, il·lusions, aventures viscudes, records, somriures,
festes, cerveses, sopars, festes sorpresa...
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Feu click per fer-la gran. (D'acord, les rodes i les persones no són el meu fort) |
El
dia passa estranyament i estranyament us trobe a faltar. Missing you. D’una manera digna, amb un somriure, amb una cara
trista a la vegada, però sempre amb el cap ben alt, com demanant una segona
oportunitat, un segon viatge, una segona aventura inabastable amb tots
vosaltres, amb tot el que heu sigut, sou i sereu per a mi, amb tot el que
signifiqueu i amb tot allò que comporta. No hi puc fer res, ja no hi sou. Canvie
de pensament i faig un tracte amb el meu cabet: si tu no em recordes que han marxat,
jo faré el possible per viure dins una aureola de moments viscuts i somriures
perfectes. El meu cervell accepta el pacte, mig obligat pel meu cor, mig
obligat per ell mateix. L’òrgan decideix fer-me cas, així que la cosa avança i
la situació vira cap a un costat més positiu. Pose música a l’ordinador, Vértigo de Gritando en Silencio, La vereda de la Puerta de atrás d’Extremoduro...
Tot amb lletres que em recorden a vosaltres, positivament.
Ací
ho deixe. Em pose a recordar... Plattesten!
I em trenque de riure tot sol. Si els veïns m’escoltaren pensarien que estic
boig. «¡Pa tí y pa tu coño!» I again. «Tú creeh?» I el mateix. «¡Ay
mi niño... qué lástima!» I una altra vegada. «Buenas noches Pau» o «Jo havia de comprar el pa». I ja acabe. I ho
deixe estar. Dedique una mica de temps a la reflexió. El temps, quan vol, és un
fill de puta que et fa pensar que passa lent, molt lent, quan en realitat
avança inexpugnable cap al front, cap a la muntanya, cap a qualsevol mur i, amb
la seua velocitat, és capaç de destrossar qualsevol maó, qualsevol paret,
qualsevol espurna que s’assemble a qualsevol força exterior que intente aturar-lo.
Res ho aconsegueix. Res de res. S’ha
acabat, acceptem la realitat. Però acceptem-la bé i amb energia, que res no ens
detinga, que res no ens perjudique, que res no ens faça oblidar aquest temps
que hem passat plegats. Pensem en un futur on, si més no, podrem trobar-nos
reunits i comentar les jugades que férem durant este any meravellós.
Recordar-les rient-nos, com sempre ho hem fet quan ens hem trobat. Raquel,
María del Mar, Eva, Javi, Manu, Mabel... Una abraçada enorme estigueu allà on
estigueu. Xiquets, xiquetes... Bon vent... i barca nova.
PS
«Compta amb mi...»
Plattesten!
Abandono la parada de Diamant.
Digo el último adiós a Mabel, un abrazo, un agur
con la mano, un segundo más mirando el bus 12 directo a Brussels National
Airport, o más bien, Zzzaventem. Súbitamente, un temblor recorre mi cuerpo como
una centella a la velocidad de la luz. Sube por las piernas, pasa por los
muslos y por el estómago, se detiene en el pecho y realiza un pequeño sprint
hasta el rostro, sin dejar en ningún momento de cosquillearme el cuello. Consigue
su objetivo. Por los ojos sale la primera lágrima. Apenas un remedo de gota que
marca el camino para conocer el motivo del llanto. Y lloro, amigos, por todos
vosotros, por cada uno de vosotros, por el conjunto del concepto «vosotros».
Hemos hecho piña, mucha piña. Hemos hecho una cuadrilla con una salud de amigos
innegable: una pandilla indestructible. Finalmente, tendré que decidirme a
bajar en la parada por coger el tram 25 o 7 hasta Vaderland o Chazzzal.
Subo y me encamino hacia mi
casa. El día no podía salir peor. La batería del mp3 se me agota nada más ponerlo
en marcha. Camino vaporoso por el andén de la estación. Paso arriba, paso
abajo. Medito qué he de hacer. Decido no hacer nada. Llego a casa, abro la
puerta y, ¡sorpresa! la casa está vacía. No tengo nada. Ni siquiera tengo para
comer aunque no tengo hambre, no tengo ni tan siquiera la sensación de hambre.
Me acomodo en el sillón. Pensativo, reflexiono inútilmente sobre este año
pasado en el exilio exiliado. Decido encender el ordenador y mirar algunas
fotos. Mal. Muy mal. Os habéis ido todos. No queda nadie. Asumo que es lo que hay
y le hago frente sin temor. Todo es mentira, rompo a llorar como un niño sin chupete.
En mi habitación, tan desordenada como siempre, se le suman los desbarajustes
que se mueven por mi cabeza: pensamientos, ilusiones, aventuras vividas,
recuerdos, sonrisas, fiestas, cervezas, cenas, fiestas sorpresa...
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Pinchad encima para hacerla grande. (De acuerdo, las ruedas y las personas no són mi fuerte) |
El día pasa extrañamente y
extrañamente os echo de menos. Missing you.
Dignamente, con la sonrisa en los labios y con cara triste a la vez, pero
siempre con la cabeza muy alta, como exigiendo una segunda oportunidad, un
segundo viaje, una segunda aventura inalcanzable con todos vosotros, con todo
lo que habéis sido, sois y seréis para mí, con todo lo que significáis y con
todo lo que comporta. No puedo hacer nada, ya no estáis aquí. Cambio de
pensamiento y hago un trato con mi cabeza: si tú no me recuerdas que se han ido,
yo haré lo posible para vivir dentro de un halo de momentos vividos y sonrisas
perfectas. Mi cerebro acepta el pacto, medio obligado por mi corazón, medio
obligado por él mismo. El órgano decide hacerme caso, así que avanzo
tranquilamente y la situación gira hacia el lado más positivo. Pongo música al
ordenador, Vértigo, de Gritando en
Silencio, La vereda de la Puerta de atrás,
de Extremoduro... Música y letras que recuerdan vuestra compañía positivamente.
Aquí lo dejo. Me pongo a pensar...
«Plattesten!» Me parto el pecho. Si los vecinos me escucharan pensarían que estoy
loco. «¡Pa tí y pa tu coño!» Y again.
«¿Tú creeh?» Y el mismo. «¡Ay mi niño... qué lástima!» Y otra vez. «Buenas
noches Pau» o «Yo tenía que comprar pan». Acabo. Lo dejo estar. Dedico unos
instantes a la reflexión. El tiempo, cuando vuela, es un hijo de puta que te hace
pensar que pasa lento, muy lento, cuando en realidad avanza inexpugnable hacia
adelante, hacia la montaña, hacia cualquier muro y, con su velocidad, es capaz
de destrozar cualquiera ladrillo, cualquier pared, cualquier chispa que se
parezca a cualquier fuerza exterior que pretenda detenerlo. Nada lo consigue. Rien de rien. Se acabó, aceptemos la realidad. Pero aceptémosla
bien y con energía, que nada nos detenga, que nada nos perjudique, que nada nos
haga olvidar el tiempo que hemos pasado juntos. Pensemos en un futuro donde, por
lo menos, podremos reunirnos y comentar las jugadas que hicimos este año asombroso.
Recordar riendo, como siempre hacemos cuando nos encontramos. Raquel, María del
Mar, Eva, Javi, Manu, Mabel... Una abrazo enorme allá donde estéis. Xiquets,
xiquetes... Bon vent... i barca nova.
PS Os traduzco la canción que
más recuerdos vuestros me trae.
"Cuenta conmigo en el último
suspiro de la noche
Y en el primer soplo del día
En tus labios, cuando bosteces,
Cuenta conmigo.
Cuenta conmigo cuando se oxiden
los días
Y si la niebla entela los
vidrios
De tus sueños, cuando no los
encuentres,
Cuenta conmigo.
Y tú y yo, en una ciudad helada
Deshaciendo la nieve dentro de
tus sábanas.
Y tú y yo, hasta que se te
curen las alas
Yo estaré aquí asustando tus
pesadillas.
Cuenta conmigo en los días de
lucha
Si la esperanza te descuida
En los malos pasos habrá unos
brazos,
Cuenta conmigo.
Y tú y yo, en una ciudad helada
Deshaciendo la nieve dentro de
tus sábanas.
Y tú y yo, hasta que se te
curen las alas
Yo estaré aquí asustando tus
pesadillas.
Y tú y yo, en una ciudad helada
Deshaciendo la nieve dentro de
tus sábanas.
Y tú y yo, hasta que se te
curen las alas
Yo estaré aquí asustando tus
pesadillas.”